OROITUZ  KULTUR  ELKARTEA     presenta a Adolfo Martín Callejo  «ARRI» dentro de su proyecto»Rescatar un artista, recuperar su obra y su compromiso social, y su relación co Portugalete».

 

Pinturas que dibujan y desdibujan realidades
La Torre Salazar de Portugalete acoge hasta el próximo 1 de diciembre una exposición retrospectiva sobre la obra de Adolfo Martín Callejo «Arri», pintor que mediante sus obras denuncia con el mismo énfasis la dura vida minera en Bélgica y la lucha antifranquista.
GARA|PORTUGALETE

«El pintor se ve ‘obligado’ a pintar para una minoría que es la que paga; no para una mayoría. Hay que ser un luchador, correr riesgos, tener un determinado concepto del mundo, “otro” concepto, para ir por otro camino. El pintor que desea vender ha de pintar para el gusto de la burguesía, ha de traicionarse». Con esas palabras se expresaba Adolfo Martín Callejo, “Arri”, hace años al ser preguntado sobre la obligación que tienen los artistas ante la realidad que los rodea, una realidad a la que Arri nunca ha cerrado los ojos y a la que ha interpelado mediante sus obras de arte.
Parte de ellas se pueden observar en la exposición retrospectiva “Arri, el pintor portugalujo” que, organizada por la asociación Oroituz, tiene por objeto «rescatar un artista, recuperar su obra y su compromiso social, y su relación con Portugalete», aseguran desde Oroituz. La exposición forma parte de una iniciativa en pro de la recuperación de la memoria histórica y esta es la tercera exposición que organizan, tras las dedicadas a Mari Dapena e Higinio Polo, «que merecieron ser reconocidos en todo su valor, tanto personal como artístico».
En la exposición dedicada a Arri, que se puede visitar hasta el día 1 de diciembre en la Torre Salazar de Portugalete, se pueden observar varias pinturas, grabados y serigrafías; entre ellas, obras que fueron censuradas durante el franquismo.
Adolfo Martín Callejo “Arri” (Bermeo, 1932) pasó su infancia en Portugalete y ya en 1944 expuso sus primeras obras, con ocasión del Certamen de Barakaldo. Fue tras finalizar el servicio militar obligatorio en 1953 cuando decidió mudarse a Bélgica, donde residían dos de sus hermanos, y trabajó en las minas de Valonia durante cuatro años. Su estancia coincidió con la tragedia de Marcinelle, una catástrofe minera en la que murieron 200 personas y que le dejaría impresionado y afectado. Tanto, que dedicó su primera exposición en solitario a la vida en la mina. Mediante sus pinturas, Arri trataba de reflejar «la vida dura del minero», porque, en su opinión, el arte «debe ocuparse de los aspectos humanos, el arte debe ser el mensaje».
«Yo en Bélgica hacía pintura de protesta por partida doble: protesta belga y protesta española. Porque en los quince años no dejé de venir a Bilbao, a exponer, y tenía ocasión de ver lo igual de mal que seguían las cosas. Mi pintura –aseguraba Arri– denunciaba lo de allí y lo de aquí, era una pintura calificada de subversiva», por lo que, como otros tantos, sufrió la censura en varias ocasiones.
Libertad y censura
Por contra, en Bélgica descubriría «la libertad», una libertad «social y política» que, comparada con la dictadura que se vivía en el Estado español, le parecía «un sueño». Pudo hablar de política y leer a Karl Marx, cosas que en su ciudad natal le eran imposibles, y su manera de aportar era llevando aquello que veía al lienzo.
En opinión del catedrático de Historia del Arte José María Arenaza Urrutia, quien ha escrito el texto de presentación de la exposición, las de Arri son «creaciones comprometidas, solidarias y variadas que han ido viendo la luz a lo largo de más de medio siglo en las trincheras del arte».
Asegura Arenaza que no se trata de una obra edulcorada ni amable, sino que, por contra, intenta representar la cruda realidad que el artista observa: «Arri nos pone ante unas personas sobre las que se extiende un halo de cansancio, que no de abatimiento, pero que es consciente de su valor como ciudadanos. Sencillamente nos la presenta, nos la enfrenta, y que cada cual saque sus consecuencias». &discReturn;
Acorde con la temática que se puede percibir en las obras de Arri, la asociación Oroituz plantea un programa de actividades que tiene como eje central la recuperación de la memoria histórica. Entre las actividades programadas para este mes destacan el ciclo de cine que se desarrollará entre los días 11 y 15 de noviembre en el centro cultural Santa Clara bajo el título de “Erresistentziak” (consta de proyecciones y coloquios) y el día 29 la galerista Sol Panera y el crítico de arte J.M. Arenaza ofrecerán la mesa redonda titulada “Arte vasco y compromiso social bajo el franquismo”.

 

 

ADOLFO MARTIN CALLEJO “ARRI”
Nacido en Bermeo en 1932, hacia 1942 sus padres fijaron la residencia en Portugalete.
Ya en 1944, con ocasión del Certamen de Barakaldo, expone obteniendo un tercer premio. Por estas fechas trabaja en colaboración con el pintor Chemin Babio en la decoración de un café de Portugalete: La Guerniquesa.
Cursa cuatro años de bachillerato en el Colegio de Santa María de Portugalete. Por el año 1950, inicia el ingreso de facultativo de minas, pero decide que no es su camino. Como era necesario trabajar para poder vivir, Martín Callejo trabaja como peón en unos talleres de Portugalete hasta el año 1953, fecha en que es llamado a incorporarse al servicio militar obligatorio en Madrid. Allí conoce y admira el Museo del Prado y San Antonio de la Florida y participa en diferentes concursos de carteles de las fiestas del santo patrón de Madrid, San Isidro y en varias exposiciones, entre ellas en la organizada y titulada “Marruecos y Colonias”, en el Homenaje a Goya en 1955 y en la Creación del Fondo Goya.
Terminado el servicio militar, y sin horizonte claro, decide trasladarse a Bélgica, donde residían dos de sus hermanos. Martín Callejo se ve obligado a trabajar en las minas durante cuatro largos años, en la cuenca hullera de Valonia. Su estancia en Charelroi coincidió con la explosión de la mina en 1956, que fue la mayor catástrofe sufrida en Bélgica en tiempos de paz. Más de 200 personas fallecieron y esa situación repercutiría en el sentimiento del peligro que ese trabajo implicaba. Durante esos años pintó poco, paisajes y bodegones y maternidades.
Abandona ese trabajo y en el mes de enero de 1964 celebra su primera exposición personal en Bruselas, siendo la mina su tema principal. Desde entonces Adolfo Martín Callejo expone regularmente una vez al año.
Martín Callejo es autodidacta, pero en los años 1965 y 1966 acude a la Academia de Boitsfort (Bruselas), interesándose en la técnica de la tapicería, donde realiza algunos cartones bajo la dirección de R. Somville. De sus exposiciones realizadas en Bruselas, donde residió, reseñamos las celebradas en las Galerías La Maison des Architectes, De Galerij le Creuset y Galerie de L’Escalier.

De regreso a España, en Junio de 1968 participa en la exposición “ Pintores Vizcaínos” en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, organizada por la Asociación Artística Vizcaína, en el contexto de otra exposición impulsada con motivo de la semana de Bilbao-Vizcaya en el Spanish National Tourist Office de Nueva York.
En los 70 continua colabora con todas las iniciativas colectivas de exposiciones por los pueblos y certámenes como las muestras de Baracaldo y los Encuentros de Pamplona.
Realiza periódicamente muestras individuales de su obra en la Galería Mikeldi de Bilbao y participa en la feria del grabado Arteder’82.
Su obra forma parte del Museo de la Resistencia Salvador Allende de Chile.

 

ARTISTAS VASCOS Y COMPROMISO SOCIAL BAJO EL FRANQUISMO (1940 1977)

Es en 1970 cuando yo conozco a Arri .
Había coincidido con él visitando alguna muestra de la Galería Mikeldi, donde él exponía, y era lugar de encuentros de la gente de la cultura provenientes de las tertulias de La Concordia. Era un café donde se venían reuniendo desde los 50 profesionales , artistas e intelectuales antifranquistas en tertulias , donde se debatían las noticias socio-políticas y culturales, que distintas personas y opciones políticas aportaban a la reunión, y en los 60 se incorporaron los universitarios. La censura obligaba a la clandestinidad y cualquier centro social, religioso, cultural o un café, servían para preparar y coordinar movilizaciones reivindicativas. ¡Todos contra Franco!. También estuve con Arri en el Iruña, en las reuniones de artistas, preparando y debatiendo alternativas profesionales y culturales ,y a las que se había unido la recién estrenada Escuela de BBAA . En esas asambleas nació el documento Programa aprobado por los artistas plásticos y alumnos de la Escuela de BBAA de 1971.

De estas convocatorias de artistas surgió un colectivo que coordinaba con las asociaciones de vecinos para montar exposiciones y conferencias. Se hicieron en Recalde, Portugalete… y en Sestao ( donde fueron censurados 2 cuadros de Arri, y una escultura de Tamayo ).
Dada la dificultad de conseguir grupos responsables para los proyectos que iban surgiendo, se creó el Grupo Indar como motor de coordinación para la colaboración con María Dapena, que proponía en Santurce una galería alejada de los conceptos mercantilistas y crear el acercamiento de los artistas a la gente. La Galería Arteta y su exposición “Arte Vasco Hoy con 70 artistas ( entre ellos Arri)de las 4 provincias. Terminadas las 2 primeras exposiciones, desbandada colaborativa.

La exposición de Arte Vasco de Baracaldo 1972, denominada “indiscriminada” fue una sugerencia de los artistas de la asociación a Ceferino del Olmo, responsable del ayuntamiento que había estado en alguna reunión. La selección se dejó al criterio de la autocrítica de los autores para dar una auténtica imagen representativa del arte del momento y se amplió para que fuera de artistas vasco-navarros, eliminando en las bases el espíritu competitivo, ya que no había premios. La exposición fue acompañada de conferencias de conocidos críticos.
Entre los artistas participantes hubo grupos que provocaron discusiones sobre la falta de selección de calidad, enfadados por la colocación de sus obras debido al orden alfabético, o porque algunos tenían mejor emplazamiento. Con este desorden se eliminó toda posible nueva colaboración, y la siguiente muestra fue dirigida y gestionada por la institución.

En Junio de ese mismo año se convocan los Encuentros de Pamplona.
Era una exposición organizada por la familia Huarte con intención de dar una imagen internacional de modernidad del país.
La participación de Vizcaya fue votada en una asamblea muy contestada. Con la experiencia de Baracaldo, los debates se enzarzaban por cualquier tema, el realismo contra la abstracción, el arte puro o el comercial, los cultos contra los autodidactas y además… las diferencias ideológicas.
Ya en Pamplona, nada más empezar, Chillida decide retirar su escultura porque considera que la obra de Carreras (seleccionado por Vizcaya) y las presentadas por los canarios Abad y Chirino le copiaban. Seguido, censuran el cuadro de Dionisio Blanco, que representaba el Juicio de Burgos, y solamente se retiran en solidaridad Ibarrola y Arri. El punto final de este proyecto lo dieron las dos explosiones de ETA.
Conseguir tribunas de expresión colectiva para ir conquistando nuevas normas y territorios gestionados por profesionales, dados los “desencuentros”, quedó en nada.

Junto a varios artistas españoles, Arri dona una obra para el Museo de la Resistencia Salvador Allende, con el objetivo de ayudar a la reestructuración sociopolítica y económica iniciada en Chile por Salvador Allende. Debido al golpe de Pinochet en 1973, tras reorganizarse la colección como museo, entre el 77 y el 79 se realizaron exposiciones por distintos países dando a conocer sus fondos. Ahora tiene su sede en Santiago de Chile.

En Junio de 1973 se celebró, en la recién inaugurada Galería Aritza una exposición colectiva donde se encontraba entre los 27 artistas, Arri. Esta exposición se repitió durante todo el verano en la Galería Aritza 2 de Laredo (Cantabria).

En 1974 , Arri participa en la exposición “Realitat” en Barcelona, una colectiva numerosísima de los artistas de todo el estado mostrando la imagen real del país. Esta exposición seguidamente viajó a Madrid y a la Galería Aritza con el nombre de Eralitaea-hiru en 1975.

Muerto Franco, se crea en Madrid La Asociación de Artistas Plásticos APSA, como un sindicato federal de nuevo tipo, para ser interlocutor con la administración. Vino una representación a informar e intentarlo en Bilbao en 1977. En una situación en que la mayoría de los artistas no podían vivir de su producción, la definición de su profesionalidad como: el que obtiene el 50% de sus ingresos por la venta de su obra, sumadas las mismas discusiones anteriores sobre temas recurrentes y las diferencias políticas frustraron el propósito.

Adolfo celebra su última exposición en la Galería Ederti, dedicándose a la enseñanza en la casa de cultura de Getxo.
Cerrada la Galería Mikel en 1980, la Galería Aritza tuvo sus grabados entre la obra gráfica de otros autores, con los que, en el afán de dar a conocer esta técnica, se hacía una exposición anual.
Arri también participa, ya como grabador, en la feria Arteder’82.

La situación actual de la creación artística que tiene todavía un valor cultural, o se somete a los requerimientos implacables del sistema de mercado, que utiliza la cultura para modificar sus contenidos y transformarla en objeto de consumo, o se ve suprimida, o expulsada a rincones alternativos. Los artistas, o se traicionan a si mismos prostituyéndose, o son derrotados.

Me alegro de este encuentro, porque puede servir de reflexión. Tras haberme dedicado 45 años a la difusión de un arte democrático, y la necesidad de venderlo para su supervivencia, esa experiencia en un lugar abierto a las relaciones sociales, me ha ido revelando como se perdía la memoria de la conquista de la democracia, y se iba transformando la actualidad con la invasión de una realidad virtual global. Esa reducción del ciudadano a un modelo único con estatus de consumidor compulsivo, falto de crítica en lo político, lo económico y lo social, nos está llevando a un mundo deshumanizado, injusto y complaciente. Dejándonos llevar por las manipulaciones de este sistema especulativo, estamos perdiendo el conocimiento cercano de nuestra realidad y esto es una debilidad. Pese a todo, los artistas honestos, como Arri, seguirán creando, porque es una necesidad vital.

Bilbao, Noviembre 2019
Sol Panera